03 julio, 2012

Desmemoriados.


"Perder la memoria duele, no sé cómo, ni porqué, pero duele".
Levantarte, trabajar, medio comer, ver televisión, dormir, volver a levantarte, trabajar, medio comer y así, por los siglos de los siglos. Con el amén en la boca, tan a flor de piel que se ha hecho costumbre.
Error es pensar que nacimos en los 70´s, en los 80´s o en los 90´s, nacimos desde hace más de dos siglos, nacimos con el mestizaje, con la evangelización, pero no lo recordamos y cómo cambiar lo que no recordamos.
Nos debemos a nuestros padres, abuelos y tatatarabuelos, nos debemos a los genes, a las imposiciones y las herencias. Nos debemos al quiste de generaciones y generaciones, que dice: “mereces lo que tienes”.
No somos todos, eres tú, soy yo. El individuo sólo puede superarse a sí mismo, si la unidad no cambia, no cambia nada.
Patria es sólo un sentido de pertenencia, patria sólo es una palabra a la que nos acabamos por desgaste, que quedó adornando los libros de historia, que a su vez, no son más que datos para una prueba de primaria que a lo mucho te da un diez en papel. Y es que hablar de historia es hablar de olvido, de lugares lejos, lejos de tiempos y de conciencias. Nos volvimos autómatas, anárquicos y sin saberlo. (no todos, por fortuna).
El mayor defecto es perder la memoria, si la perdemos, perdemos todo, la dignidad, la coherencia, el orgullo, la brújula, la vergüenza. Se puede perdonar, pero no se puede olvidar, el que olvida está condenado a lo cíclico, a padecer el mismo dolor, a limpiar traseros, a cortarse las piernas para siempre, a volverse débil; atentando contra el principio de evolución, matando a los hijos que no ha tenido. Haces mucho daño si te das el lujo de perder la memoria, si te preocupas por el hoy tan inmediato, si devoras comiendo a llenar sólo hoy, si confundes terquedad con justicia, si te es más fácil romper que reparar, si ignoras el dolor ajeno, si zanjas tu propio bien y nada más, si crees en los "estonovaacambiar" o en los "quésepuedehacer", haces daño, mucho daño con tan sólo existir. Perder la memoria también es valerte madre, es ser indiferente, es hacer lo que siempre haces. Nada.
Perder la memoria es uno de los actos de egoísmo más soberbios que existen, y duele, duele mucho perder la memoria, no sé cómo, ni porqué, pero duele, aún cuando no haya sido la propia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

La banda que le gusta y sigue esto

Vistas de página en total

9047